Jennifer Lopez estrenó su documental ,Halftime una mirada íntima a su vida personal y artística, con su espectáculo de la Super Bowl como punto de partida. La actriz y cantante causó sensación en la premiere con un impresionante vestido de Tom Ford con transparencias que dejaba poco a la imaginación, el anillo de compromiso que le regaló Ben Affleck, y unos pendientes de diamantes de Lorraine Schwartz, a su llegada al United Palace en Manhattan, muy cerca del Bronx, el barrio donde creció.
El documental, que estará disponible el próximo día 14 de junio en Netflix, cuenta cómo la artista del Bronx se preparó para su presentación del intermedio de la Super Bowl junto a otra gran estrella, Shakira. Juntas hicieron historia con su brillante actuación, pero Lopez siempre pensó que no había sido buena idea haber contratado a dos cabezas de cartel para tan grandioso espectáculo.
"Tenemos seis minutos. Tenemos 30 segundos de una canción, y si nos tomamos un minuto, eso es todo, nos quedan cinco", se quejaba Jennifer Lopez del poco tiempo que tenían de actuación. "Tenemos que tener nuestro momento. No va a ser una maldita revista de baile”, añade. "Esta es la peor idea del mundo que dos personas actúen en la Super Bowl. Fue la peor idea del mundo", asegura, pero no por el hecho de compartir escenario con Shakira, sino por haber elegido a dos grandes estrellas latinas para el show.
En Halftime también cuenta cómo se vio en peligro la actuación de su hija Emme sobre el escenario. Para Jennifer Lopez no era solo un oportunidad para brillar, sino también para reivindicar su postura como latina y lanzar un mensaje contrario a la política migratoria del presidente Donald Trump, de ahí que las niñas aparecieran en jaulas. "Para mí era muy importante que mi hija les dijera a todas las niñas del mundo que alcen su voz", añade la cantante. "Esto no se trata de política, es un asunto de derechos humanos" señala en la cinta.